A partir de un antiguo piso de planta difícil, los arquitectos
Pereda y Pérez han conseguido con esta rehabilitación un apartamento sin estridencias, con una distribución muy mejorada y una atmósfera contemporánea a la vez que acogedora. La simplicidad en el recorrido del nuevo espacio, así como la expresión de los colores y materiales escogidos, han sido los argumentos básicos en el diseño de este proyecto.
El antiguo piso, de casi 200 m2, tenía originariamente la estructura típica de las viviendas del casco viejo de la ciudad: un espacio muy segmentado y dividido en habitaciones pequeñas organizadas paralelamente a un pasillo que atravesaba todo el espacio.
El objetivo de los arquitectos Carlos Pereda Iglesias y Óscar Pérez Silanes en esta reforma ha sido doble. Por un lado, optimizar la planta para dar una mejor respuesta funcional a los nuevos requerimientos del cliente, y por otro, crear un espacio agradable y contemporáneo acorde con los nuevos usos.
La organización de la planta se ha hecho de un modo muy simple y puede resumirse en tres ideas. En primer lugar, el comedor se ha situado en una esquina de la vivienda por ser el lugar de localización más privilegiada, con la mejor orientación y unas buenas vistas.
En segundo lugar, las áreas comunes se han diseñado para obtener una continuidad tanto visual como física desde la entrada hasta el comedor, intentando evitar la solución del largo pasillo que había predominado la distribución antigua. La cocina se ha situado en esta zona dando a este espacio un aire muy personal y abierto, pero pudiéndose aislarse independientemente si se necesita.
Finalmente, las habitaciones se han situado de forma separada como un grupo hermético que define el área privada. Visualmente se han diferenciado ya en el acceso por un panel de acero negro de 3 mm, con tiradores ocultos que no irrumpen la percepción de continuidad. Una mención especial requiere el cuarto dormitorio multipropósito que queda oculto tras los paneles de la cocina y que ayuda a resolver un espacio irregular de la distribución inicial difícil de asignar.
Estéticamente el proyecto se define por el equilibrio cromático de diferentes tonalidades, texturas y materiales que provén al apartamento de una uniformidad y una atmósfera homogéneas, apoyadas por la simplicidad constructiva. La presencia de madera natural en varios acabados, la austeridad de la piedra de Campaspero en los baños y el acero negro dan al espacio una sensación de calidad y confort que configuran su nueva personalidad. El mobiliario se ha escogido de acuerdo con el resto de la estética del piso: pocos muebles de colores neutros y muy bien seleccionados.