El edificio tiene una superficie total construida de 65,000 m2 y una altura de 55 metros. El diseño está basado fundamentalmente en la forma de un caparazón que contiene en su interior los edificios de oficinas, bajo el concepto de construcción dentro de otra construcción.
Las dos torres de oficinas crean en el interior de la estructura espacios públicos compartidos que obtienen una dinámica única al tener plataformas, rampas y escaleras mecánicas que dan fluidez a la circulación.
Para proteger a los usuarios del clima extremoso de Pekín, el diseño permite que el agua de la lluvia caiga dentro del edificio para ser reciclada en una cascada artificial y el riego de áreas verdes. Además, durante el invierno, la doble capa exterior de la estructura reduce los efectos del viento en una suerte de amortiguación del clima.
La ventilación se da de forma natural para lograr un ahorro energético.
La propuesta es arriesgada e innovadora, y propone una estética que además de ser espectacular, logra reducir la emisión de carbono y adhiere un sentido ecológico a la arquitectura.
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